Leedlo con detenimiento y tomadlo como modelo para las futuras aplicaciones.
Y no sólo los juguetes. Hay
también otro elemento que influye radicalmente en la perspectiva que tienen los
niños del mundo y quizás se hable incluso menos de ello: la televisión. Porque
es algo que atrae la atención no sólo de los niños, sino también de jóvenes y
más adultos, se convierte en el medio ideal de transmisión y fijación de ideas
sexistas. Poner a un niño frente al televisor es como plantar una pequeña semilla
en un macetón. Hay que tener cuidado al elegir qué ponerle en la pantalla
porque ese será el árbol que estaremos plantando. Desde programas tan letales
para la igualdad como Mujeres, hombres y viceversa - en los que se
muestra a las mujeres como objetos - hasta cualquier serie de dibujos animados,
el peligro de encontrarnos con programación sexista se mantiene incluso hoy en
día. Quizás ya no se emiten series infantiles en las que las niñas son el
personaje más inútil dentro de la historia, pero todavía siguen apareciendo
vestidas de rosa, con voz dulce, educadas, amables, simpáticas, guapas... En
fin, que no se parecen al resto de sus amigos, que da la casualidad que casi
siempre son chicos, superan en número a las niñas y el protagonista suele ser el
líder del grupo.
Así que poco a poco, con estas
influencias, los niños van creciendo. Dejarán de ver dibujos animados en la
televisión y quizás empezarán a ver series con actores – en las que
posiblemente la protagonista siga estando a la sombra del personaje masculino.
Pero eso dependerá de la semilla que plantemos hoy.
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